domingo, 4 de marzo de 2012

Luces y camaras lentas. ¡Acción!

Todavía mareado Félix intentaba ponerse de pie, arrastrándose hacia arriba por una pared, mientras con su mano izquierda tanteaba el vidrio incrustado en su brazo derecho. No sabía cómo se había lastimado, pero lo único que dedujo es que no le gustaba saltar de vórtice en vórtice, ya que lo que se encontraba del otro lado era sumamente extraño y, por algún motivo, siempre un poco hostil. En este caso era algo así como la Segunda Guerra Mundial. Abrió los ojos previamente cerrados por el dolor, y vio a través de un gran ventanal tanques, hombres, y armas batiéndose a un duelo a muerte, en un callejón angosto, que solo tenía una dirección: la muerte. A su lado Mark ya estaba de pie, pero el viejo seguía inconsciente.


En el edificio de enfrente un pelotón de artillería corría desesperadamente buscando posiciones estratégicas. Un rezagado, viro la cabeza para contemplar el panorama. A su alrededor la sangre brincaba trágicamente, pero sus ojos no lagrimeaban, ni transmitían una pequeña reminiscencia de piedad. Incluso, esos mismos ojos fueron capaces de ver al extraño grupo de Mark incorporándose desde la ventana. Poco tiempo paso entre que se arrodilló, y apunto el lanzacohetes hacia Mark, quien en estado de pánico no reacciono suficientemente rápido, y las órdenes de desenfundar las Mágnum fueron demasiado lentas.


Una vez más estaban perdidos, el tiempo pasaba cada vez más lento. Las pistolas no salían de sus fundas, pero el artillero tampoco abría fuego ante ellos. Los nervios de Mark eran capaces de producir ataques cardio-respiratorios, pero siguió vivo intentando defenderse, en un mundo en cámara lenta.